Las Rutas del Cobre (1): viajemos a Chipre o el espejo cúprico de Venus

Manuel Polls

Al Cobre se le llama así porque en la Antigüedad se extraía en abundancia de la isla de Chipre. Se trata, pues, de una de esas metonimias que consisten en nombrar un objeto por el lugar de donde procede (como el rioja, el jerez, el chantilly).


Desde Cobre 29 Spa iniciamos una serie de viajes sobre LAS RUTAS DEL COBRE, con un recorrido por la bellísima isla de Chipre, la isla de Afrodita o Venus, que goza del apetecible y elegante encanto de la discreción.

Los romanos poseían un término de significado no demasiado preciso: “aes”, con el que nombraban genéricamente lo metálico, o el mineral del que este se extrae, o en ocasiones algún metal preciso, como el Cobre y sus aleaciones con el zinc (el latón) o con el estaño (el bronce). También les servía para designar ciertos objetos hechos de estas materias (otra metonimia), muy especialmente el dinero. A fin de remediar la ambigüedad, cuando querían referirse inequívocamente al Cobre, añadían el adjetivo “Cyprius” (‘de Chipre’), por la importancia que los yacimientos cupríferos de esta isla tuvieron en el mundo mediterráneo. Su nombre quedó, pues, como “aes Cyprium” (‘el metal chipriota’). De ahí viene la palabra latina cuprum”, y de esta nuestro sustantivo Cobre, y los derivados químicos cuproso y cúprico.

En la Antigüedad, la protectora mitológica del Cobre fue la diosa Afrodita o Venus. Se cuenta que, recién nacida de las aguas del mar, la llevaron los Céfiros precisamente a la costa de Chipre, donde fue acogida por las Estaciones (las Horas), escena pintada en el famoso cuadro de Botticelli. Las Horas la vistieron y la condujeron a la morada de los dioses, y la isla quedó por ello consagrada a la diosa, uno de cuyos sobrenombres es Cypria, ‘la chipriota’.  También se cuenta que, al sentirse mirada y admirada, quiso saber el motivo y Venus pidió algún objeto en el que verse reflejada. Le dieron una lámina de Cobre, y tanto le satisfizo la visión de sí misma que le proporcionó el metal, que se hizo con él un espejo.

Hoy en día y transcurridos 3 milenios, en Chipre, el enclave más oriental de Occidente en el Mediterráneo, se cumple el tópico tantas veces repetido de calificarla como «la gran desconocida». Y es que esta isla, bellísima, auténtica, goza del dulce y elegante encanto de la discreción. Ninguna estridencia, ninguna salida de tono. Todo suave, amable, familiar. ¿Y no es eso precisamente lo que buscamos al viajar?

Geográficamente, paisajísticamente Chipre es una isla griega más, pero se trata de un país independiente cuyos habitantes, los hijos de Afrodita, se sienten orgullosos de ser, dicen ellos, más antiguos que la propia Grecia .

Lo cierto es que hoy en la República de Chipre la influencia griega es total. Y no solo desde el punto de vista político. Se habla (luego, se piensa) en griego, se reza en griego y la bandera de la cruz blanca y las cinco franjas azules tiene más presencia que la local, blanca con la silueta de la isla en Cobre y dos ramas de olivo verde.

Chipre ha sido cruce de caminos de muchas culturas. Situado en el extremo oriente del Mediterráneo, a solo 120 km. de Siria, por aquí ha pasado todo el mundo: Fenicios, griegos, egipcios, hititas…

En Chipre, Afrodita lo es todo. La diosa que los romanos llamarían Venus ha sido adoptada como identidad nacional y hasta como mascota turística. Los folletos dicen que Chipre es «La isla de Afrodita», y aquí están los “Baños de Afrodita”, el resort “Aphrodite Hills”, el “Aphrodite Hotel”, el yacimiento de gas “Aphrodite”, las “Delicias de Afrodita” que es un dulce muy goloso parecido a las delicias turcas (lokum).

“Petra tou Romiou”, literalmente La Roca de los Griegos , es un lugar costero mediterráneo puro con varias rocas sobresaliendo del mar y alguna cala pedregosa. Aquí, dicen que allí, «Afrodita surgió de las olas». Habría que preguntárselo a Botticelli.

​Este lugar está cerca de la ciudad de Pafos (o Paphos), antigua capital de la isla. Como el pueblo de Kouklia, donde se conservan las ruinas del Santuario (¡cómo no!) de Afrodita. Región en la que viven en perfecta armonía greco-chipriotas y turco-chipriotas, que abandonaron la zona norte tras la ocupación de las tropas turcas y la división de la isla en 1974.

En Pafos está también uno de los centros arqueológicos más importantes de la isla, que conserva unos excelentes mosaicos romanos y los yacimientos de unas antiguas termas (baños romanos) absolutamente espectaculares.

En Nicosia, la capital de Chipre, destaca el palacio del Arzobispado, de estilo veneciano; la iglesia de Panagia Chrysaliniotissa, erigida según los más estrictos cánones bizantinos; la mezquita de Omeriye, construida sobre una iglesia de los agustinos; las murallas venecianas, que nada tienen que envidiar a las de Bergamo…

El codiciado metal del Cobre y una ubicación protegida convirtieron la aldea chipriota de Hala Sultan Tekke en uno de los centros comerciales más importantes de la Edad del Bronce tardía en el Mediterráneo.

Durante la Edad del Bronce, Chipre fue el mayor productor de Cobre del Mediterráneo. Este metal, aleado con estaño, constituía la base del bronce, que se utilizaba para fundir herramientas, armas y joyas antes de que empezara a utilizarse el hierro.

La situación central de Chipre en el Mediterráneo oriental y un puerto bien protegido crearon unas condiciones muy favorables para un comercio animado en Hala Sultan Tekke. Se han encontrado grandes cantidades de mercancías importadas en forma de cerámica, joyas y otros artículos de lujo procedentes de regiones vecinas como la actual Grecia, Turquía, Oriente Próximo y Egipto, así como importaciones a mayor distancia desde Cerdeña, la región del Mar Báltico, Afganistán y la India. Estos hallazgos demuestran que la ciudad fue uno de los mayores centros comerciales en el periodo 1500–1150 a.C. y que tuvo gran importancia durante el periodo inicial del comercio internacional en la zona.

Siguiendo los pasos de otros pueblos anteriores y atraídos por la riqueza cuprífera de la isla, los micénicos llegaron a ella hacia 1400 a. C. Procedentes de Micenas, uno de los mayores centros de la civilización griega antigua, establecieron sus centros comerciales a lo largo de la costa meridional chipriota.

Desaparecido el poder micénico, Chipre cayó bajo la órbita egipcia. En los archivos de Tell el-Amarna, la capital fundada por el faraón Akenatón, se ha hallado la correspondencia entre el rey de Alasia –identificada por los historiadores como la isla de Chipre– y el soberano egipcio, lo que revela que este debía de ejercer un dominio sobre la isla y seguramente sobre todo el Mediterráneo oriental. Como tributos chipriotas, los egipcios recibían cuero, Cobre y madera de la isla.

Por el contacto con estas avanzadas civilizaciones, Chipre entra en la historia aproximadamente hacia el año 1500 a. C. En esta fecha inventa su primer sistema de escritura sobre tablillas de arcilla –de unos cincuenta signos aún no descifrados–, que presenta notables similitudes con el de las tablillas de escritura lineal de la también mediterránea isla de Creta .

Tres siglos más tarde llega  la helenización de Chipre, con  el desembarco de los primeros aqueos, procedentes de la Grecia continental, del Peloponeso. Instalados en los principales centros comerciales chipriotas, su potente civilización generará importantes cambios culturales. Las sucesivas oleadas aqueas irán impregnando Chipre de helenismo y completando su lento proceso de colonización.

Las oleadas invasoras no se interrumpen en la isla del Cobre. Tras los aqueos les toca el turno a los Pueblos del Mar, y posteriormente los fenicios, los asirios, los persas, romanos…

En el año 77 de nuestra era, las urbes helenísticas de Chipre fueron destruidas por devastadores terremotos. Los emperadores romanos Trajano Adriano contribuyeron de modo importante a la rehabilitación de las ciudades, así como del templo de Afrodita en Paleapafos, además de interesarse por la construcción de puertos y vías de comunicación. El cristianismo penetró pronto, a través de Antioquía, y en 431 el Concilio de Éfeso reconoció la independencia de la iglesia de Chipre.

Actualmente y si bien es un Estado internacionalmente reconocido, solo controla dos tercios de la isla. El tercio restante (el norte de la isla) lo ocupó Turquía en 1974, instaurando la República Turca del Norte de Chipre. A este último territorio lo reconoce solo Turquía. En la isla también se encuentran las bases militares británicas de Acrotiri y Dhekelia. Chipre ingresó como miembro de las Naciones Unidas el 20 de septiembre de 1960.

En definitiva Chipre es uno de los destinos que más podría sorprendernos este mes de junio en el Mediterráneo. Sobre todo porque tiene un potencial increíble a través de su patrimonio, sus playas cristalinas, su clima de veranos extensos, su conexión con Europa.

¡Y de regreso no olvidar de traerse algún “souvenir” amoroso, o amuleto simbólico del Cobre, inspirado en Venus Afrodita!


¿Sabías que el color del cobre favorece la salud de la piel, y el bienestar emocional de las personas?
Manuel Polls